Jul 1, 2016

Las sillas patas arriba: memoria de un curso escolar.


¡Qué extraña sensación la de un aula en silencio!.  Cierras la puerta y en ese instante, en esa última mirada, no puedes dejar de recordar tantos momentos que esconden esas 4 paredes.  
Acabo de firmar las actas, guardar los informes y entregar la memoria... ¡qué poco se parece a esta otra "memoria" que pasa  por mis ojos en este instante final, con la puerta entreabierta! Esta memoria no se incluirá en ningún documento del Centro, no será leída por la Inspección, ni por muchos compañeros/as de Claustro. Pero es la auténtica, la que refleja qué ha sucedido en esa aula que ojalá pusiera la Educación, y no solo las sillas, patas arriba. 

Hemos vivido (en la escuela prefiero hablar siempre en plural) momentos inolvidables: vivimos de cerca la crisis de los refugiados, con un proyecto solidario y apasionante, Encendiendo Luces. Me siento orgulloso de ver a niños y niñas de 10 y 11 años implicados con los valores de la tolerancia, la solidaridad y la defensa de los derechos humanos. Nuestro manifiesto público en favor de los refugiados quedará siempre en nuestros corazones y todos los vecinos y vecinas de Ciempozuelos recordará a mis alumnos/as en plena acción solidaria. Un ejemplo de que familia y escuela pueden ir de la mano y que hay sitio para todos.  He podido contar, no solo con el apoyo, sino con la colaboración y participación activa de padres y madres.


Pintamos nuestro mundo de naranja hablando sobre la violencia de género y sobre la igualdad de niños y niñas


Hubo tiempo para construir comederos para pájaros con materiales de reciclaje,  cuidar nuestras palomas mensajeras y observar a las golondrinas que nos visitan cada verano. 



Hubo tiempo para estudiar, resolver problemas, leer y escribir. Pero también para jugar y superar retos divertidos.  Hubo alegrías, algún que otro enfado, sonrisas y también, por qué no, alguna lágrima. El conflicto es una oportunidad para aprender.


Nos convertimos en guardianes del lenguaje yendo a la caza y captura de palabras huérfanas de tilde que inundan nuestras calles, 





 y nuestro blog de poesía logró ser finalista al gran premio espiral edublogs. ¡Sí,  la poesía FINALISTA de un premio!  Glu,glu,glu, en cuclillas ordeño una cabrita y un sueño nació como un lugar para leer, escuchar, aprender, recitar e, incluso, escribir poesía. 


Hemos trabajado de forma cooperativa y ahora somos un equipo. Nos ayudamos, nos escuchamos, debatimos y reflexionamos juntos. Aprendemos juntos, cada uno a su ritmo, pero sin perder de vista a los demás. Ahora contamos todos. 
Yo también he aprendido a cooperar. Sé que no ha sido fácil, ni para ellos/as ni para mí. Pero me han enseñado a trabajar, no cara a cara, sino codo con codo con ellos y ellas, porque como maestro no puedo estar nunca frente a mis alumnos, mi lugar es a su lado.  Creí que diciendo adiós a los libros de texto, a la mesa del profe o las tizas, el camino sería cuesta abajo.  Me equivoqué.  Aún hay muchas piedras en el camino: las notas que obstaculizan el aprendizaje, los exámenes que bombardean la confianza en uno mismo, los miedos al "qué dirán",  las normas absurdas "porque siempre se hizo así", los deberes que ahondan en las desigualdades y no mejoran el rendimiento...

Esas 4 paredes han sido mucho más. Nuestra aula ha viajado con nuestros amigos italianos y portugueses y gracias a este proyecto europeo eTwinning nuestra vida escolar ha tenido otro color. ¡Cómo olvidar esa videoconferencia y ver cómo nuestra clase se hacía más grande! Ese cuento de la amistad es un reflejo de la importancia que damos a los amigos, estén donde estén.


Visitamos el Parque Arqueológico de Carranque donde aprendimos de mosaicos romanos de la mano del dios Océano.


y como nos supo a poco, para terminar el curso compartimos tres días en un albergue: tres días intensos repletos de diversión y aprendizaje.


Afortunadamente no todo estaba planificado. Quizá la Educación deba tener una buena dosis de improvisación para poder extraer todo el jugo a esos momentos educativos que uno se encuentra, o viceversa, uno no elige sus pasiones, las pasiones le eligen a uno. 
Y como me apasiona enseñar, no puedo reprimir que por mi cabeza pasen velozmente otras palabras que ya escribí en otra ocasión y que la sonrisa, por un segundo, se torne en rabia.

Ya está bien de mediocridades, ya está bien de programaciones copiadas de esa editorial, ya está bien de convertir la labor docente en la mera aplicación de un libro de texto, ya está bien de normas absurdas y ridículas que enseñamos y obligamos a obedecer, ya está bien de estándares que perpetúan aprendizajes memorísticos, ya está bien de Claustros aburridos y estériles, ya está bien de Comisiones que no se reúnen y de Sesiones de Evaluación que no evalúan y de Memorias para cumplir el trámite; basta de quejas por los pasillos o el recreo; basta de utilizar a los niños y niñas o a las familias como escudo protector de nuestras propias limitaciones.

Creo que otra escuela es posible, una escuela integradora, solidaria y tolerante que asuma la diversidad como un valor, donde no sobre nadie, porque a cooperar y a convivir también se aprende; una escuela que se convierta también en un espacio de aprendizaje docente, una escuela acogedora donde se vivan clases “memorables”, como dice @ftsaez, donde de verdad, pero de verdad, los alumnos tengan la palabra.  

A punto de cerrar la puerta hasta septiembre, pienso, "ni un paso atrás, JavierDentro de dos meses volverás a este  "gimnasio educativo" donde adelgazar tus temores y fortalecer tus sueños". 
Y me asalta una última palabra: "Gracias". 
Ahora entiendo, como decía  Joubert, por qué "enseñar es aprender dos veces".
                                  ¡Feliz Verano!