Dec 1, 2014

El niño al que no le gustaba estudiar. Lecciones de PISA.


Por lo que estoy aprendiendo en este curso, lo que, en definitiva, nos indican los resultados PISA no es que nuestro sistema educativo sea peor que otros ni nuestros alumnos unos ignorantes. Muchas variables (que interesadamente manejan los medios (des) informativos ) no influyen en los resultados como tanto se vocifera en poco reflexionadas conclusiones: la clásica pelea pública/ privada; el gasto en educación; la organización de los sistemas educativos o algunas cambios legislativos …
¿Entonces, cuál es la clave? A mi juicio, que no se enseña en las escuelas lo que PISA mide. Así de simple. Así de complejo. Habría que volver a hablar de lo que sucede dentro de las aulas, de nuestra concepción de aprendizaje, de una enseñanza centrada en el profesor, del libro de texto, … Creo que si algo se acerca a lo que PISA entiende como “aprendizaje” o como “comprensión lectora”… son las competencias básicas. (el problema es que  éstas han llegado sin avisar. Conocer las pruebas PISA  no debe ser nuestro único objetivo, pero sí un buen paso para iniciar un camino, (que presumo será un camino largo).
Estaría bien echar un vistazo a las metodologías que se utilizan en otros países que obtienen mejores resultados. Si PISA sirviera para replantearnos lo que hacemos dentro del aula, ya estaría justificada al cien por cien, por muchas “pegas” que se le puedan poner.
Llegados a este punto  me gustaría contaros una breve anécdota que puede ilustrar lo que digo y que explica el título de esta entrada:

Es la historia de un chico americano. Nació y creció en Santa Bárbara, en California. Con 18 años era como cualquier adolescente: le gustaba estar con sus amigos, salir a tomar algo o a bailar, escuchar música, leer (lo justo) y pasaba muchas horas delante de los ordenadores. Hasta aquí, nada especial ¿verdad?

Resulta que ese chico participó con su instituto en un intercambio de estudios y aterrizó en España, concretamente en Extremadura. Quedó asombrado de sus gentes, del tiempo, de la cultura española (ignoro cuánto de ese asombro se debe al jamón de bellota o a la torta del Casar).
Durante su estancia en nuestro país, hubo algo que le llamó la atención, era un sentimiento nuevo para él: le aburría estudiar. El instituto era como un túnel del tiempo: dejaba sus inquietudes en la puerta, para adentrarse en un mundo "raro", de bolígrafos, tizas y pizarras. No entendía muy bien para qué servía todo aquello: pasar tantas horas sentado oyendo a un profesor (casi siempre pensando en otra cosa). Cuando iba clase ni siquiera cogía apuntes; total, siempre pueden pedirse a un compañero que los tenga, un par de días antes del examen. Estudiaba un poquito y el día del examen sólo tenía que volcar en ese papel todo lo que el profe había dicho, cómo lo había dicho, en ese orden y con esas palabras. Aprobado. Y en unos días ni se acordaba de todo aquello. En su país, en Estados Unidos, las clases eran muy diferentes: tenía que investigar, analizar, tomar decisiones, reflexionar, gestionar información, organizarla y compartir todo ese conocimiento.

Nuestro protagonista volvió a California y terminó sus estudios universitarios. Comenzó a interesarse por las redes sociales para poder mantener contacto con sus amigos españoles. Dando rienda suelta a sus inquietudes y , gracias a la preparación académica de la escuela americana, creó junto a un grupo de amigos una empresa, a la que llamó "Tu entidad". Iba dirigida especialmente al mundo de la Universidad y fue un enorme fracaso. Así que , ni corto ni perezoso, con 22 años se vino a España definitivamente. Tampoco las cosas parecían que fueran a ir mejor: 100 usuarios para empezar y al cabo de seis meses, tan sólo 1.500.
¿qué creéis que pasó? ¿se dio por vencido? o ¿se empeñó en seguir adelante?

Para responder os diré que la empresa de este chico, que tenía  26 años cuando le escuché esta historia, cuenta ahora mismo con más de 6 millones de usuarios y que planta cara en España al todopoderoso Facebook. Como ya habréis adivinado, este chico de nuestra historia, es ZARYN DENTZEL, el FUNDADOR Y CONSEJERO DELEGADO DE TUENTI (que éso es "tu entidad", no tiene nada que ver con la pronunciación inglesa del número 2o).
Tuenti es hoy  una de las redes preferidas de los jóvenes españoles. La líder en número de páginas vistas: 240 millones en un mes, el doble que Myspace y cuatro veces más que Facebook. El tiempo medio por usuario de exposición diaria es en tuenti de 1,37 horas (37 minutos en facebook). Algo hay que cautiva a los chavales: la relación con sus amigos, la invitación a eventos, la recomendación de opciones de ocio, la gestión de la información, el compartir fotos, vídeos, música, lecturas ...información. Tuenti (las redes sociales en su conjunto) son un fenómeno sociológico (recuerden el éxito de la campaña de Obama) que el mundo educativo no puede olvidar. Tuenti tiene 8.500 registros nuevos diarios y hasta las compañías de teléfono dan ya la opción de acceder a "tuentimovil". Esto no parece tener fin y supongo que los datos habrán aumentado desde mi encuentro con Zaryn. 
Y es que durante este congreso tuve la oportunidad de escuchar a Zaryn en un debate extraordinario con Bernardo Hernández (director mundial del marketing de Google) sobre el impacto en el mundo educativo de las redes sociales. Debate animado, divertido e intenso, moderado muy bien por Manuel Campo Vidal.
Tras ese encuentro, tuve la suerte de intercambiar algunas palabras y muchas ideas en una breve charla con Zaryn. Me impresionó no sólo su sentido del humor, sino también su optimismo, su ambición y su determinación ante un fenómeno que ni él mismo esperaba. Y sus palabras me hicieron reflexionar. Zaryn tiene muy claro que su paso por el sistema educativo español no contribuyó lo más mínimo a lograr sus objetivos.





Y he aquí mi reflexión: el sistema educativo español adolece de muchos males y uno de ellos es la ineficacia de los aprendizajes. Aprender sigue siendo acceder a la información, que reside únicamente en el profesor o en el libro de texto; memorizar y volcar esa información de vuelta en pruebas escritas u orales que sólo exigen reproducir lo más fielmente lo estudiado. Y por supuesto, olvidar en pocos días lo "aprendido". El alumno aún es más receptor que emisor, la información va del profesor (que posee el conocimiento) hacia el ignorante alumno. Y la enseñanza se reduce a la presentación de contenidos, la asignación de tareas y la posterior evaluación por parte del profesor.

Hoy se habla mucho del fracaso escolar. Un 30 % de nuestros jóvenes abandona el sistema educativo sin la formación mínima de Secundaria. Pero eso. no es el fracaso escolar más peligroso. El peligro no son los que abandonan (aunque sean una preocupación a resolver). El auténtico peligro, como escuché a alguien en Educared,  es el ejército de estudiantes que aprueban sin saber. Y son muchos, muchísimos más de los que sería deseable. (¡Menudo debate ¿verdad? sobre la diferencia entre aprobar y saber!)
Educar es transformar la sociedad a través del conocimiento. Pero hoy, el conocimiento se gestiona también en otros ámbitos que no son la escuela. Las prácticas no han cambiado mucho pero la forma de gestionar y relacionarse con el conocimiento sí lo ha hecho. Si algo nos indica PISA es que el sistema educativo no responde a los cambios que supone la nueva realidad de la Sociedad de la Información y el Conocimiento. Una "escuela del siglo XIX con profesores del XX y alumnos del siglo XXI".

Esta imagen corresponde a una de las experiencias del Congreso Educared. Sí, es lo que parece. Un chaval de 10 años explica, micrófono en mano, en una pizarra digital cómo hacer una actividad en JClic. El auditorio, casi un centenar de maestros y maestras. 




La siguiente imagen es otro ejemplo de lo que digo: dos alumnos de 6º de Primaria exponen, en otro Congreso, a un grupo de profesores procedentes de varios países europeos, su experiencia de participación en un proyecto colaborativo. 





¿No está cambiando el conocimiento y el acceso a la información? ¿No son indicadores de que estamos ante nuevas formas de enseñar y aprender?


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